lunes, 5 de diciembre de 2011


Con el tiempo aprendes la sutil diferencia entre tomar una mano y encadenar un alma; aprendes que amor no es apoyarse en alguien, y compañía no siempre significa seguridad, y empezas a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas y empiezas a aceptar tus derrotas con la frente alta y la mirada al frente, con la gracia de una mujer, no con el dolor de una criatura, y aprendes a construir todos tus caminos en el presente, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes y los futuros tienden a caerse a mitad del vuelo. Con el tiempo aprendes que hasta la luz del sol quema si te expones demasiado a ella. Entonces siembras tu propio jardín y declaras tu alma en lugar de esperar que alguien te traiga flores, y aprendes que en realidad puedes resistir, que eres fuerte de verdad y aprendes.


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