jueves, 15 de febrero de 2018


Pasó el tiempo, mucho tiempo pero poco, pocos instantes pero varios, y un día, una noche, el cuerpo y el alma se encontraron, se miraron, y ya sentían que algo nuevo podría suceder. En la oscuridad se conectaron, pero solamente sus intuiciones y pensamientos secretos, porque nunca se dijeron lo que realmente pasaba por sus mentes.
Meses más tardes se miraron, se abrazaron, y el alma atravesó el cuerpo, posándose en él y desde aquel día, no se han separado nunca más. Dondequiera que el cuerpo vaya, ahí va el alma, con quien quiera que el cuerpo hable, el alma escucha y opina, cuando sea que el cuerpo sea feliz, el alma sonríe al unísono y cuando sea que el cuerpo llore, el alma fusiona sus lágrimas con él.
Esta historia no me la contaron ni me la inventaron, la escribí yo. Y no le pasó al amigo del amigo de mi amigo, me pasó a mí, y me continúa sucediendo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario