lunes, 29 de mayo de 2017





Elegir entre un caoba claro y un caoba oscuro es un dilema.
Ver el amor, la ilusión, verme sonreír después de tanto tiempo de vacío, ver esa felicidad y saber que es una felicidad artificial
¿Qué se debe hacer? ¿Intervenir o dejar hacer? ¿Qué?
¿Rubor o esa base pálida? Es un dilema, pero el dilemon es cuando tenes tan buenas razones para hacer algo como para no hacerlo.
Cuando tenes un dilema, ya no se trata de qué queres elegir, sino de que preferís perder.
Una elección es decidir entre dos cosas buenas, pero un dilema es elegir entre dos malas
¿Qué perder? De eso se trata un dilema; definir cuál es la pérdida más soportable.
Sabes
que tenes tus razones. 
Sabes que está tan mal hacerlo y tan mal no hacerlo.
Puede que sea un dilema menor al lado de otros.
Si un dilema es elegir entre dos males, yo elijo el que puedo, el más bólido tal vez; elijo el mal del “No hay tal crisis”.
Usar tacos si o si aunque me revienten los pies eso es un dilema, pero tener que hacer lo contrario a lo que sentís, matate con ese dilema.
“Hace lo que hace, porque tiene que elegir entre dos males”.
Elegir que perder; de eso se tratan todos los dilemas. 
Somos confiadas y damos oportunidades a la gente, porque sabemos que todos tenemos dilemas.



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