martes, 2 de agosto de 2011

Siento como una gran nube negra que me cubre. Siento que no siento nada. Veo la vida que se mueve frente a mis ojos. Oigo ruidos, voces. Siento olores, pero es como si hubiera un muro entre el mundo y yo. 
Sentir este vacío no es no sentir nada; es sentir eso, sentir el vacío. Sentir ese agujero en el pecho que te absorbe, como una aspiradora. Es como una profunda tristeza en un mundo feliz. Es frío en un verano ardiente. 
El vacío es llorar mientras todos ríen. 
Es llorar, pero sin saber porqué. Es no esperar nada, es saber que no podes buscar, es estar solo en compañía, es peor que no tener respuestas; es no tener preguntas. No hay sentido, no hay nada. Solo hay todo lo que falta. 
Sentirte vacío es tener la certeza de que no habrá nada que lo llene.
Mi mente se va vaciando, llenando de nada. 
El vacío es oscuro y frío. 
El vacío está hecho de todo eso que no sos vos. 
Es dormir sin soñar. 
Es vivir sin soñar. 
Es querer sin sentir. 
Es soñar sin sentir
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué siento este frío? Mas frío del que nunca sentí en toda la vida. Y desde ahí, desde el vacío más profundo, mi alma se empieza a llenar. Como un pulmón que se llena de aire, mi mente se llena de imágenes, de sensaciones. Recién ahora comprendo que estaba vaciado. 
Mi alma es mía otra vez.
Te amo tanto amigo
 

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