lunes, 17 de abril de 2017


Después de un rato fui tipeando; necesito sentir. Me preguntó si nunca había sentido. Me lo pregunté. Sentí pero sentir para mí fue que me hagan difícil algo y me saltó la caprichosa que quiere aquello que no tiene. Eso no es sentir. O eso no busco. Busco algo mutuo, busco querer y ser querida, busco. Justamente, busco. Error.
Entonces situaciones que seguramente tengan que tener ciertas características que no puedo descubrir y por ende, tampoco enumerar, tiene un posible futuro. Me gusta su música, me gusta su forma de ser. No lo conozco. Nada, pero me acuesto y pienso y estoy en el bondi y pienso e imagino. Imagino qué va a pasar la próxima vez que lo vea, imagino qué va a pasar en dos años. Cuando imagino todo sale bien. Demasiado bien.
No quiero más agarrarme de mínimas situaciones por mi ausencia de verdaderos y concisos sentimientos. No sé por qué pero no quiero. Siempre soñar me resultó lindo pero a veces es tan inalcanzable y eso resulta tan evidente que tengo miedo. Tengo miedo de que siempre mis realidades queden opacadas por mis sueños, que cada relación
viva bajo la sombra de aquello que vive en mi mente antes de irme a dormir.
Tengo miedo. Tengo miedo de darme cuenta, algún día, que todo eso no existe, de que jamás va a pasar y de que solamente voy a poder ser así de feliz en mi cabeza y, aunque no hay nada más real de lo que una se imagina, tampoco existe nada más placentero que tener el cielo en las manos en la vida real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario