martes, 17 de diciembre de 2013

Hey oh!





































A todos nos gusta que nos miren, siempre y cuando estemos atravesando uno de esos momentos parecidos a la felicidad. 
Pero están los otros momentos, que son mayoría, en los que la felicidad parece inalcanzable. Y ahí, la mirada del otro, se vuelve insoportable. Porque el otro a veces no entiende, o ve mal, y nos condena. La mirada del otro nos define, y nos importa, mucho nos importa, pero ¿Por qué nos importa?
Esta noche siento que puedo estar parada en uno de esos momentos parecidos a la felicidad. Esta noche no voy a mirar, no voy a ser el otro.

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